martes, 26 de octubre de 2010

Euskadi Extrem 2010: tierra y agua.

Bueno, pues finalmente acudí a la Euskadi Extreme de 2010, ya que Toni había conseguido bono-bici y tenía ganas de ir, y a ambos nos parecía atractiva la propuesta, dos etapas lineales atravesando el País Vasco del interior a la costa, y una organización que te facilita el transporte de mochilas y el retorno al punto de inicio. Al parecer esta ruta del año pasado era algo así como Ruta del Vino y el Pescado (GR-38) por ir de tierra de vides a tierra de pescadores, y este año Ruta de los Tres Templos (GR-120), curioso cuanto menos.
En el viaje fuimos además con dos amigos nuestros habituales de este tipo de aventuras, Andrés Miguel y Pablo.bk, y también nos acompañó un tiempo lluvioso nada deseable y poco amigo de la bicicleta. Otros de la grupeta que le dieron vueltas a la idea no se atrevieron al final (Alfredo, Isabel, Merche, Joselito...), y casi fue mejor por sus bicis, porque yo me pase toda la tarde del lunes limpiando restos de barro y agua de la bicicleta, suerte que al ser puente fue un día de poco trabajo para mi.
La verdad es que no tenía muy claro que escribir, porque Pablo en su blog ha hecho ya una crónica muy interesante, probablemente más ciclista que la mía, pero como seguro que contaré otras cosas, porque nunca lo vivimos igual unos que otros... pues finalmente he decidido hacerlo, además una vez que empiezo no se como lo se acabará esto.


La ruta la organiza www.euskadiextrem.com, no hay datos de quienes son, si son un club o una empresa, pues no tienen dirección física ni nombres de referencia, salvo los patrocionadores locales, como BTTEuskadi, así pues supongo que será un consorcio de gente e instituciones creado para promocionar esta actividad de aventura y turismo en las comarcas de paso. Esta es la segunda edición del evento y las críticas de los participantes el año pasado fueron buenas, un buen punto de arranque. Ojalá que tuviéramos en Madrid algo parecido para fomentar nuestro querida afición, ¡que envidia!. Salimos de Madrid el viernes, donde meter las tres bicis en el coche de Pablo con los tres tipos a bordo, Toni, Pablo y Yo mismo, me parecía imposible, pero no, cupimos todos como decía Pablo, cosas de las rancheras. Llegamos el viernes a Puebla de Labarka, donde dormimos, aunque fuimos a cenar a Laguardia que está a 6kms, y de paso recogimos el dorsal. Me sorprendió que las chicas de la mesa vieran con rareza la presencia de cuatro madrileñitos para realizar tal aventura, ¡si hay un madrileño en cualquier cosa que se haga por ahí!, dicho sea de paso fueron muy amables durante los dos días de travesía y siempre tuvieron conmigo un gesto simpático. La verdad es que siempre me han tratado bien en el Norte ;-) y nunca he tenido queja, son gente amable y cercana, aunque resulten serios y adustos en su gesto, incluso a veces algo montaraces, pero eso también es característico de la vieja Castilla, así que este gesto me resulta muy familiar. El sábado llegamos temprano a Laguardia, capital de la Rioja Alavesa, todavía era de noche, entregamos las mochilas a la furgoneta de transporte con la etiqueta dada junto con el dorsal, y allí la organización nos invitó a un desayuno en espera de la salida: cafe, colacao, galletas, magdalenas, yogures, un buen detalle de arranque. En los momentos previos me encontré también con Jon, compañero de la Transalpina (el viaje de los viajes europeos en el mundo MTB) y con Miguel Angel del BiciHobby de Estella, buen amigo de mi compi navarrico Quique saltamontes (la subida al Fimberpass con él la recuerdo desternillante: "!mira ese tiramisu...¡" así llamaba a los restos del sucio hielo glaciar al pie del refugio de Heidelberger, en los Alpes suizos). Amaneció lloviendo desde antes de las 8.00, mal presagio de lo que venía, aunque paró levemente en la salida a las 8:30, a partir de las 9 y pico de la mañana la lluvia retornó y estuvo cayendo de manera irregular hasta las 3 o las 4 de la tarde, no recuerdo, aunque por fortuna luego nos dió un respiro hasta la noche. El camino en principio parecía limpio, pero si pones agua en tierras calizas de vides... barro, y trigales, y después bosques... barro + hierbas = adobe. Las fotos de Toni y su bici lo dicen bien. No obstante el paisaje está a la altura de lo esperado, y las nubes, la niebla y la lluvia le dan un aspecto bucólico y atractivo. En el recorrido se suceden constantemente sendas estrechas, caminos rurales, y alguna pista. Aquí pase unos kilómetros malos de ruta, iba solo, espeso de piernas y había sufrido un par de percances técnicos (con lo bien que había ajustado la bici y el agua lo estropeó todo), y mientras, la lluvia parecía caer con más ganas a cada minuto. Después del segundo avituallamiento en Maeztu, km65, pasamos por sitios interesantes, como la entretenida subida entre el sotobosque de sabinas y robles, en el segundo puerto de la jornada. Al llegar arriba, el horizonte está nublado y no se aprecia la magnitud de las montañas del otro lado del valle que hay que atravesar antes de la meta, nos esperan las laderas del Aizkorri, la cima de Euskadi con 1531msn. El sendero de bajada hacia Salvatierra es chulísimo, estrecho y revirado, incluso con entretenidas piedras, pero gran parte de él imposible de barro, que lástima, patinaba demasiado, aunque si vi bajar a algun atrevido de dominada técnica y también de buen valor. Ya desde Salvatierra me enganché con una grupeta de Elgoibar, donde iban la pareja de Itxaspe, Koro e Iñaki, a los que conocía de oídas por su blog y por ser amiguetes de la grupeta madrileña como Serpal (amigo del MTB local), habían participado en Los 88 por parejas de Bustarviejo del 2009, donde había tenido tanto que ver en su recorrido y organización. Les saludé de inmediato e hice con ellos el último tramo de subida hasta Urbía, todo el rato de charleta animada, eso después de 100km en soledad me pareció un cambiar de ruta, así se hicieron más agradables aquellos rampones del copón de empinados. A ver si publican su relato, seguro que será interesante. Así llegamos a los pies del Aizkorri, cima de la ruta con 1210msn, muy cerca ya de Aránzazu, y donde dejamos Alava para entrar en Guipuzcoa. La bajada hacia Oñate es espectacular, lo mejor de la ruta sin duda, son casi 1000m de desnivel en 15kms, el descenso es vertiginoso desde las campas verdes de Urbía, el sendero es técnico y revirado hasta el santuario de Aránzazu, con raices y piedras en algunos puntos. Todavía quedan 8kms hasta la meta, y otra vez entramos en un sendero disfrutón y veloz que también me ha gustado mucho. Son las 18:35 o por ahí, llegué a la meta junto con este colega de la foto con el que hice bajada desde Urbía. Aún toca limpiar la bici, pero la organización solo ha dispuesto dos karcher para 350 bicicletas, luego una tercera más que estaba en la furgoneta esperando no se que... imposible la cola, ¡una manguera por favor!. Un rosco para la organización, si ya sabían que habría ese barro, esas karcher debían haber estado en mitad de ruta también, y sino unas mangueras de grifo y listo. Cuando ya tenía casi compuesto el artículo, me ha escrito Jon, compi de Alpes, al parecer se cayó bajando hacia Aránzazu y se fracturó el peroné, ¡vaya mala suerte!, recuerdo que vi subir una ambulancia desde el santuario, ¿sería para él?, se que iba algo por detrás de mi. Ya el sábado me extrañó no verle por Oñate, ni tampoco el domingo por la salida, ni en la comida final. A veces la Naturaleza se cobra peaje por disfrutar de ella, tal vez poco para esta sociedad hedonista y algo infantil empeñada en domarla y ponerla a nuestros pies, también creo que es por eso que me gusta poco el mtb de pista y carretera. Jon, recupérate y vuelve a la bicicleta. Volviendo a Oñate de nuevo, tal vez conozcais a Iñigo de Balboa, aprendiz de aventuras con el maestro Diego Capitan Alatriste (la novela de Arturo Pérez Reverte), en la ficción novelesca era hijo de esta histórica villa vasca, que en aquél siglo no se sabia bien si era de Guipuzcoa o de Vizcaya (¿recordais la daga vizcaína del padre de Iñigo, Lope Balboa, en el arranque de la novela? que gente tan arrojada y valiente).
Más tarde, en las Guerras Carlistas del siglo XIX, la villa fue cuartel de las tropas del pretendiente carlista al trono áquel, el infante Carlos de Borbón, incluso aquí se firmó el final de la primera guerra carlista, el conocido abrazo de Vergara que tuvo lugar en esta comarca del río Deva entre los generales de los ejércitos isabelino y carlista (el general Espartero, el del caballo y sus gordas gónadas de un lado, y el general Maroto del otro lado). Pienso que con lo necios y estúpidos que fueron aquellos reyezuelos españoles de entonces, Fernando VII y su hija Isabel II, casi se puede decir que al final ganaron los malos, aunque quien sabe del fiar de ese tal infante Carlos de haber llegado a la corona, al fin y al cabo era otro hermano de Fernando, al que le ponía las bolas de villar de aquella manera... Es una pena que tales disputas continuaran años después con la segunda guerra carlista, y luego aún con una tercera, luchas que por estas tierras tuvieron largo protagonismo. ¿Recordais la película Vacas de Julio Medem?, vaya comienzo de película tan elocuente de la miseria hispánica, hay que ver lo que nos han gustado las guerras patrias y el garrote a los españoles, por si pensaba alguno que solo habíamos tenido la del 36 (siglo XX). Para pasr la noche en Oñate habíamos elegido Casa Arregi, un caserío a 1.5km del casco urbano, de muy buen trato y muy buena gente, y una casa de aspecto impecable. Subimos con las bicis y la mochila, y ya en el caserío las lavamos con una manguera en el jardín, luego nos preparamos unos espaguetis con salchichas en la concina de la casa (el sábado no daban comidas en el caserío), un cafe y a dormir. El desayuno muy bien servido: cafe, zumo natural, galletas, bollos, mermelada, colacao. Todo por 26 euros, muy recomendable, y muy bien por Merche, la jefa de la casa. El segundo día salimos hacia Lequeitio por carretera, y luego subiendo por una cuesta sobre cemento de las que quitan el hipo, que rampas tan empinadas y largas, la foto no hace honor a su dureza (foto de los O.R. riojanos). Después pasamos a senderos por mitad del monte, durante toda la ruta atravesamos frondosos bosques y sendas estrechas, y empecé a echar de menos el cemento ese... barro, barruzo, espeso, mezclado con hierbatos, más barruzo, horrible. Me acordé bastante de la maraton Montes de Toledo del año 2006, en la que el barro rojo de hacer ladrillos fue eterno durante los 65kms que duró la odisea aquella, no esperaba volver a repetirlo. Entonces empezamos a maldecir por momentos, tacos varios (que por cierto los decían también en castellano recio aunque algunos conversaran en euskera, supongo que el "me cagüen la puta" es suficientemente expresivo, ¿como sonará en euskera auténtico?), la monda con esas subidas pringaas de barro, ¡que hacer sino que cultivar el humor!. En este estado de cosas, la organización no había dispuesto ni de una mísera manguera en el recorrido, rosco, mientras, las karcher dormitaban en una furgoneta en Lequeitio. Tuvo que ser un paisano cerca de Osma, quien desde su caserío en mitad de la ruta nos proporcionara la manguera, ¡gracias, gracias, gracias!. Como diría mi madre: "haz bien y no mirés a quien". Después de eso, vuelta al barro... Se suceden caminos rurales y senderos entre bosques, un valle tras otro, realmente uno está desorientado, pero esa es parte de la magia de ir a sitios que no conoces. Todavía en esos montes, y antes de aterrizar en el litoral, pasamos al lado de una campa donde había un campeonato de perros pastores de ovejas, al estilo de Babe el cerdito valiente, paré cinco minutos a verlo y me pareció asombroso. Mi padre habría disfrutado un montón, él, que fue de niño pastor de ovejas en Segovia y había hecho la trashumancia con mi abuelo... cosas de hace 60 años. La llegada a Lequeitio siguió la tónica de toda la ruta: lloviendo de manera pertinaz. Unos cuantos senderos entretenidos nos adentraban en el valle que conduce a la villa pesquera, la entrada se hizó por la muralla hasta el paseo marítimo, lo que daba un toque peculiar. Andrés Miguel había llegado tres o cuatro minutos antes que yo, y los demás antes aún. ¡Ala!, a comer que nos lo merecemos. En la comida final en el frontón de Lequeitio coincidí con otros compañeros de la afición biker, los O.R. de La Rioja, que casualmente también habían estado en Arregi, y los del C.C. Cresteríes de Castellón, éstos me parecieron unos cracks, divertidos y con gran sentido del humor, y unos incondicionales del mtb del copón, de los de rutones de 140km... guau que interesante, sin duda habrá que seguirles la pista (ya los he localizado a ambos en la red, por si un día surge ruta por allí y llamarles, además algunas fotos de mi blog son suyas). Con uno de ellos compartí casi media ruta el domingo, le llamaban el duathleta porque ese día andaba tanto como bicicleteaba... me costó pillar el doble sentido, jajaja. Así pasamos un rato entretenido en la comida, de haber rodado también con ellos me habría venido con un par de sonrisas más, ya que me hice en solitario 175km de los casi 200km, bueno venían muchos otros bikers, pero no conocía a ninguno de los que rodaban a mi lado, y la verdad es que la gente del norte en ruta no es la alegría de la huerta, mis compis rodaban por ahí desperdigados para llegar a meta, ¡cosas de las carreras...! Para concluir diré que me ha soprendido un poco la aventura, con agrado, pero por otro se me han desmontado algunos mitos que ya no son, claro. El primer árbol caído es sobre la infalibilidad de los Vascos, pues en este caso la organización dejó que desear en algunas cosas trascendentes, algo que no encajaba con la imagen de eficiencia que tenía de ellos, bueno todo el mundo tiene un borrón en su cuaderno. La señalización era bastante pobre, y había muy muy poca gente de la organización en el recorrido, un par de motos de trial o enduro al principio, y luego ya no vi más. Supongo que 120kms son díficiles de controlar, pero alguien más para echar una mano a la gente en mitad de ruta... Creo que lo peor fue no anticiparse al problema del barro en muchos tramos, yo no soy de allí y no conocía el terreno ni su problemática, pero ellos si y debían haber procurado alguna alternativa, como una manguerita santa y limpiadora. Respecto de los avituallamientos, creo que estaban bien pero sin excesos, el primer día solo hubo isotónico para los 50 o 100 primeros... aunque el segundo la cosa fue mejor, o al menos a mi sí me tocó una botella de Powerade. También tuvimos té caliente el sábado en mitad de la lluvia, es lo que mejor recuerdo junto con el bocata de salchichón. La comida final este año no estuvo a la altura, a diferencia del año anterior, pero bueno, ya han reconocido el error y al año que viene nos descuentan un 10%, En el primer avituallamiento me ocurrió una anécdota curiosa: pedí que me echaran agua en el camelback y la mujer de la mesa me mandó que me fuera a la fuente al otro lado de la calle ¿?, y en el avituallamiento de Salvatierra pregunté por la fuente para lo mismo, y otra mujer con una sonrisa amable me dijo que ella me lo servía de las botellas, ¿Por qué la gente es tan dispar en sus actitudes? La segunda columna caída fue acerca de la afición ciclista al MTB, que yo pensaba sería muy importante en Euskadi, descubrí que si son grandes aficionados a la bicicleta pero algo más a la carretera y algo menos a la montaña de lo que yo creía, aunque ahora entiendo un poco porqué y creo que es lógico. Me contaron que muchos de ellos en primavera y verano hacen carretera, en invierno poco de ambas por el tiempo, y que es en otoño cuando se echan con la bici al monte, supongo que tiene bastante lógica según es el clima y la orografía (y lo del barro que ya conozco bien), pero claro, yo practico MTB todo el año, aunque aquí en Madrid el tiempo es menos agreste y la carretera más salvaje. ¿Repetiría en otra ocasión? no lo se, cuando venía en el coche dije que no, por el barro y el tiempo sobre todo, pero después de algunos días guardo buen recuerdo. La ruta ha estado bien en general, aunque le ha faltado algo de magia, al menos a mi no me ha enganchado del todo, y es que el tiempo nos la jugó. De todas formas habrá que estar atentos en el futuro, porque el recorrido cambiará para la próxima edición, y a lo mejor nos dejamos caer de nuevo, porque esta propuesta de dos días de ruta por mitad del monte, lleno de senderos y caminos encantadores, es interesante. Datos de la ruta entre ambas etapas: distancia 195kms (127+68), desnivel subiendo 4700m (2850+1850), desnivel bajando 5200m (3150+2050), altitud máxima 1210m, desniveles máximos registrados 28% (subiendo). IBP muy alto, cercano a 500 entre ambos días, un rutón en toda regla. Track de la ruta en wikiloc, es de unos de Burgos que también estuvieron allí, lo se porque hice con ellos una buena parte del primer día, hasta que un tuve un falló técnico en la bici y se me fueron, como se ve en esta foto de áquel momento:
Para acabar el vídeo completo de la ETB emitido sobre la carrera, aunque está en euskera...

2 comentarios:

  1. Vuelvo a leer tu crónica y se me ponen los pelos como escarpias recordando esta aventura.
    Grande!

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  2. Pues me pasa lo mismo, se me han olvidado ya los malos momentos, así que habrá que pensar en volver al año que viene, más si nos ofrecen novedades.

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